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Con este nivel de consciencia, tu realidad deseada no puede no manifestarse.
La mayoría enfoca la manifestación de forma totalmente incorrecta.
¿Porque?
Porque entretienen un paradigma de separación.
Pierden de vista la naturaleza de la realidad y operan inconscientemente en base a la idea de que son seres separados tratando de conseguir cosas en un mundo externo.
La mentalidad y la energía que adopta la mayoría al aprender sobre las técnicas de manifestación mainstream les alejan de lo que quieren más de lo que les acerca.
Pero el problema no son las técnicas de manifestación sino el nivel de consciencia de la persona.
En esta newsletter voy a profundizar precisamente en por qué malinterpretamos la naturaleza de la realidad, el proceso de creación y por ende por qué saboteamos la manifestación de lo que queremos por mucha acción que tomemos (lo cual está directamente correlacionado con el nivel de consciencia).
Si te preguntas quién soy yo para que me escuches hablar de esto…he ayudado a más de 70 emprendedores a transformar su vida profundamente (podrás ver mis testimonios en mi perfil de Instagram) aplicando estos principios además de estar viviendo la vida que siempre quise a los 24 años gracias a mi negocio.
Lo que te compartiré a continuación te dará claridad sobre el entendimiento fundamental que debes adoptar para que la manifestación fluya y tu realidad deseada se convierta en tu modo por defecto.
La Gran Confusión
Muy poca gente entiende que por muy positivo que parezca algo como la ley de la atracción, la forma en que la entiende y la utiliza la mayoría le transmite al universo una energía de carencia y separación cuando debería ser al contrario.
A raíz de hablar con mi audiencia y observar esto en mi experiencia estos años, me he dado cuenta de la GRAN confusión en el enfoque que tiene la mayoría (yo incluido) a la hora de materializar su realidad deseada.
Llevar este entendimiento a la práctica es lo que me ha permitido experimentar otro nivel de abundancia y magnetismo en mi vida y negocio. Como por ejemplo, salir a comer por ahí y que la persona que tengo al lado se convierta en cliente, que de repente viva gratis durante 5 días en una villa de 2000 euros la semana, que la facturación de mi negocio crezca cada vez más (Noviembre está siendo mi mes record con 9k facturados a día 15), que me paguen por lo que disfuto hacer profundamente, etc.
Así que si también resuenas con la idea de dejar de forzar las cosas para obtener resultados, sigue leyendo.
Antes que nada, necesitamos entender bien la naturaleza de la realidad y el contexto sobre el que ocurre toda nuestra experiencia.
Las 2 leyes primordiales
La ley de la variación
Todo en esta la realidad está en proceso de evolución.
Nada nunca alcanza su forma definitiva.
Entender esta ley es crucial porque revela que la vida no es estática, sino movimiento.
Solo lo sutil (la conciencia y los principios, por ejemplo) permanece estable, mientras que lo denso (como el cuerpo, la mente, los objetos y las circunstancias) está sujeto a la constante transformación.
Comprender esto te libera del sufrimiento innecesario que surge al resistir el cambio y te da el poder de navegar la realidad conscientemente desde la responsabilidad sin dejarte llevar por lo que suceda a tu alrededor.
Esta ley se manifiesta como un flujo continuo donde cosas van y vienen, aparecen y desaparecen en cualquier area de la vida: relaciones, salud, trabajo, la naturaleza, la economía, sistemas, etc
Por ejemplo, la oruga se convierte en mariposa y finalmente en nada. O el producto que tiene éxito, pierde relevancia y mejora o se adapta al mercado.
Esta ley nos enseña que no necesitamos controlar la realidad, solo alinearnos con el flujo de la vida (lo que ocurre) desde la confianza absoluta y elegir conscientemente nuestras acciones mentales, emocionales, físicas y energéticas cada momento, porque lo interno genera lo externo, lo sutil afecta la forma. La acción que tomamos fuera es solo una parte.
Poner en práctica esta ley se ve así: “Decido mi propia dirección, pero confío, me entrego y me adapto a la dirección del cambio que me presente la vida. El cambio me está llevando hacia la evolución y la expansión. Fluyo fácilmente con la naturaleza eternamente cambiante de la vida porque estoy establecido en el ser que nada puede afectar o alterar. Estoy dispuesto a soltar en cada momento.”
Entender esto nos lleva a la siguiente ley y a un nivel más profundo de comprensión.
La ley del ser
Realmente, esto no es ninguna ley. Pero debería.
Sencillamente es el contexto básico sobre el que operan todas las teorías, ideologías, visiones, modelos y reglas que existen.
Debajo de las infinitas variantes y maneras de entender nuestra vida o identidad, se esconde una única realidad inmutable:
La conciencia.
La esencia de la realidad es la consciencia misma: no un ser o alguien que conoce, sino aquello a través de lo cual todas las cosas son conocidas, aquello en lo que todas las cosas aparecen y aquello de lo que todas las cosas están hechas.
La consciencia no es producida por la materia ni está contenida en una mente. La mente, el cuerpo y el mundo son manifestaciones dentro de la consciencia.
Toda experiencia (sensaciones, situaciones, percepciones, pensamientos, sentimientos) aparece en la conciencia y como conciencia. La distinción entre sujeto (yo) y objeto (el mundo) surge únicamente en el pensamiento.
En la experiencia directa, solo existen la presencia del ser, el amor incondicional y el saber divino.
Este entendimiento es una comprensión no dual de la realidad, es decir, que no separa y que no divide la realidad en polos opuestos.
Que conste, la idea de que la conciencia es lo primero y no algo creado por el cerebro nunca ha sido refutada por la ciencia. De hecho, encaja bien con nuestra experiencia directa y ayuda a explicar ciertos vacíos o limitaciones del enfoque científico tradicional basado solo en la materia.
¿Y por qué es tan importante y disruptivo este entendimiento no dual?
Porque nos invita a cuestionar y ir al centro de todo:
¿Qué o quién está detrás de la apariencia de un ser o realidad que cambia?
¿Qué o quién conoce este movimiento de convertirnos en "una nueva versión"?
¿Qué o quién somos antes de convertirnos en nada?
¿Qué o quién manifiesta?
¿Qué es la realidad sin nuestras ideas, conceptos, ideologías y etiquetas?
Como hemos dicho arriba, es la consciencia misma.
No como algo que existe en nuestra experiencia, sino como aquello en que todas las experiencias ocurren, y se conocen, y desde donde se crean todas las experiencias.
Esto no niega la evolución, el crecimiento ni el desarrollo del potencial.
Tampoco niega ninguna ideología o religión.
Simplemente las sitúa en un contexto más profundo: la pantalla de la conciencia donde se proyecta la película de la vida, eternamente quieta, ajena al drama que pueda albergar.
Otra manera de verlo es así:

O así:

¿Quién eres más allá de tu personalidad, tu cuerpo, tu trabajo, tu familia o tus ideas sobre el mundo y la vida?
Lo que nos interesa es ir a lo más esencial.
Como dijo sublinamente Antoine de Saint-Exupéry en El Pequeño Principe;
Es solo con el corazón que uno ve claramente. Lo que es esencial es invisible a los ojos.
Ahora que entendemos el contexto en el que se da cualquier realidad, vayamos a ver el proceso de creación más de cerca.
La gran confusión sobre el proceso de creación de la realidad
Ver el proceso de creación como “lo no manifestado convirtiéndose en algo manifestado” malinterpreta la verdadera naturaleza de la creación.
Este entendimiento sugiere que lo que deseamos existe en un plano sutil, invisible o energético (lo “no manifestado”) y que, mediante el pensamiento, la emoción o la atención sostenida, ese potencial se materializa como forma (lo “manifestado”).
Esta es la perspectiva más común o mainstream de la manifestación.
Sin embargo, desde la comprensión no dual, esta interpretación nos mantiene en un paradigma de separación.
Asume que hay dos niveles de realidad distintos (uno invisible donde existe lo que quieres y otro visible donde no) y que la creación o manifestación ocurre como una especie de puente entre ambos.
Esta visión genera confusión porque refuerza la idea de que lo real está dividido: que hay algo en el mundo “allá afuera” esperando ser traído “aquí adentro”, o viceversa (felicidad, abundancia, paz o lo que sea).
Al mantener esa visión dual, se perpetúa la sensación de distancia entre quien desea y aquello que se desea, entre la fuente y la manifestación, entre el ser y el mundo, entre el presente y el futuro..
Y esa sensación de separación es precisamente la raíz de la búsqueda y del sufrimiento perpetuo.
Acabando con la separación
Desde la perspectiva de la consciencia, esa dualidad se disuelve por completo.
Como hemos visto arriba, en realidad, no existen dos planos de la realidad sino un ser o una única presencia consciente que adopta formas infinitas dentro de sí misma.
Lo que llamamos “no manifestado” es simplemente la consciencia en reposo, y lo que llamamos “manifestado” es esa misma consciencia en movimiento.
La creación no es un tránsito de algo invisible hacia lo visible, sino la consciencia modulándose a sí misma de maneras siempre nuevas (despues profundizaré en como tomar acción desde este nivel de comprensión),
El proceso de creación desde la perspectiva dual o mainstream:
“Lo visualicé, lo pedí al universo, accioné y finalmente se manifestó.”
El proceso de creación desde la perspectiva no dual:
La consciencia que se expresó como deseo, pensamiento y acción ahora se expresa como una nueva circunstancia, resultado o realidad.
No hay un salto entre dos planos, sino una continuidad viva de la misma presencia apareciendo como diferentes realidades.
Todo es consciencia. El momento en que no creas esto sino que lo sepas, tu vida cambia por completo.
Sin embargo, la manera dualista de describir la creación como “lo no manifestado que se vuelve manifestado” o “he creado una nueva realidad” o “he materializado 5 nuevos clientes” es útil y fácil de entender a la hora de comunicarnos.
Por razones prácticas, este lenguaje nos ayuda a describir cómo las cosas parecen pasar de la mente a la forma y nos recuerda que esta experiencia humana funciona sobre la ley de causa y efecto, entre muchas otras.
En ese sentido, entender estas reglas del mundo 3D (como el lenguaje, la física, la causalidad, etc.) nos sirve como un mapa funcional para describir y navegar la experiencia, pero son solo un aspecto de la realidad.
Por eso es importante no confundir el mapa con el territorio, la idea con la verdad, las palabras con el significado…
El 99% de la gente confunde lo que es visible con lo que realmente es. Por eso se ven y se sienten separados, intranquilos, con necesidad de controlar. Ven la mente y la forma como dos cosas distintas.
Como lenguaje, el paradigma dual de la creación es útil para comunicarnos y ser prácticos; pero como comprensión, es limitado.
Si lo tomamos literalmente, oscurece lo que siempre ha sido evidente:
Que no hay un proceso de creación que ocurra en el tiempo, sino la presencia eterna de la consciencia desplegándose a sí misma como experiencia.
Entonces, realmente nunca creamos o manifestamos nada que ya no estuviera ahí.
Sino que es la consciencia cambiando de apariencia.
Igual que una pantalla no crea las imágenes en una película.
Las imágenes simplemente son la pantalla en movimiento.
La consciencia no crea el mundo como algo distinto a si mismo.
El mundo es consciencia apareciendo como materia.
La consciencia no produce nada nuevo.
Lo que percibimos como creación simplemente es consciencia tomando una de las infinitas formas que puede tomar.
Vale Emil,
¿Y a mí qué? ¿Cómo me ayuda esto a atraer más, crecer más y vivir mejor?
Entender esto transforma tu relación con el deseo, la intención y la materialización del objetivo
Integrar este entendimiento es el life hack definitivo.
La creencia común es que el deseo, la imaginación, la intención y la acción son los mecanismos para hacer que algo exista o se materialice.
Pero realmente, son expresiones de lo que ya es y ya existe.
La sensación de «quiero esto» presupone un «yo» separado de la experiencia; pero en realidad, no hay separación.
El mismo impulso del deseo surge dentro del mismo campo que parece contener el objeto de ese mismo deseo.
Al ver esto con claridad, el deseo pierde su tensión y la sensación de separación que implica. Se convierte en un movimiento natural sin esfuerzo: lo que antes era «yo creo», ahora es «la creación sucede».
Desde el punto de vista de la consciencia, no hay transición de lo inmanifiesto a lo manifiesto. Solo existe el eterno ahora: el continuo aparecer y desaparecer de las percepciones en la consciencia.
En la física cuántica y la neurociencia, no existe un pasado o un futuro en la consciencia pura. Lo que llamamos "pasado" o "futuro" son construcciones mentales basadas en la memoria y la proyección. Pero la consciencia misma no transita de lo inmanifiesto a lo manifiesto. Lo manifiesto aparece en ella, como una ola aparece en el océano. Y luego desaparece, regresando al mismo campo de potencial. Esto nos revela nuestra totalidad y verdadera esencia.
Por ejemplo, en mis sesiones de Transformación Subconsciente, el método está hecho de manera que la mente y el cuerpo se entreguen completamente al ahora, porque solo ahí se accede a la consciencia pura. Es cuando mente y corazón se alinean que el "yo" condicionado desaparece, y lo que queda es pura observación consciente, sin juicio, sin identificación. El observador.
Cuando el observador y lo observado se vuelven uno, ya no hay separación entre lo que está dentro y lo que está fuera. Recomiendo este video si quieres entenderlo en detalle.
Entonces, lo que llamamos «creación» no es un suceso, sino un continuo desarrollo de apariencias en la consciencia, como imágenes que aparecen y se disuelven en una pantalla de cine. La pantalla permanece intacta, pero todas las formas se manifiestan en ella.
Por lo tanto, el acto definitivo de creación es el reconocimiento de que toda experiencia ya es la expresión de nuestra consciencia pura y infinita
En ese reconocimiento, lo que antes era manifestación a base de esfuerzo se convierte en alineación y intención pura. La paz, la abundancia, el amor y la creatividad surgen de forma natural, no como resultados a alcanzar, sino como la esencia de lo que eres y haces.
Para resumirlo, el proceso de creación no es la conciencia creando algo nuevo; es la conciencia apareciendo como la infinita variedad de su propio ser…
A nivel práctico esto tiene una implicación masiva porque transforma nuestra relación con el deseo, nuestros objetivos, la realidad y como accionamos.
Entonces, lo que antes era un acto de control (identificación con un yo separado) ahora se convierte en una expresión de tu alineación, apertura y amor (identificación con la consciencia).
La relación que tenemos con la realidad lo es todo porque esta determinará como la experimentamos. — Ley De La Correspondencia, El Kybalion
Así que, ¿cómo bajamos este entendimiento a tierra?
1. El deseo como carencia
En el sentido convencional, el deseo surge de una sensación de incompletitud: «No tengo esto, pero si lo consigo, seré feliz».
Aquí, el deseo se basa en la creencia de que la plenitud reside en el objeto: una persona, una experiencia o un logro.
Pero observemos: antes de pensar en el objeto, simplemente somos conscientes. En paz. Completos.
En el momento en que surge el deseo, se crea una división: un sujeto que desea y un objeto que se desea.
La tensión entre ambos es sufrimiento.
Cuando se obtiene el objeto, el deseo se disuelve temporalmente y la paz del ser vuelve.
Confundimos esa paz con algo que proviene del objeto, pero en realidad, siempre estuvo ahí.
Desde el punto de vista de Reality Transurfing, cuando deseamos algo desde la sensación de carencia “Lo quiero porque no lo tengo”, genera lo que se llama potencial excesivo. Resumidamente, el potencial excesivo es un desequilibrio energético que creamos cuando le atribuimos una importancia desmesurada a algo.
Este potencial altera el equilibrio del campo energético que la rodea. Como en la naturaleza, se debe restablecer el equilibrio y a menudo lo hace creando obstáculos, contratiempos o retrasos.
De esta manera, el deseo nacido de la carencia repele el resultado deseado.
2. Replanteando el deseo: el deseo como movimiento de la consciencia
Desde la comprensión no dual, el deseo no es un enemigo.
Es el movimiento de la consciencia por conocerse a sí misma en forma.
Es como si la consciencia, infinita y sin forma, vibrara suavemente en la diversidad infinita de la experiencia por amor a sí misma.
Así pues, el deseo, cuando se percibe con claridad, es amor en movimiento: el impulso del ser expresándose a través de la mente, el cuerpo y el mundo.
Al reconocer esto, el deseo ya no se basa en la carencia; se convierte en una celebración del ser. No hay tensión en él, solo juego.
Puedes seguir moviéndote, creando, soñando y actuando, pero sin la sombra de “Necesito esto para estar completo”.
Así pues, comprendemos que el deseo no es una ausencia, sino un movimiento del Todo dentro de sí mismo, la energía potencial del deseo se transforma en intención pura.
Ahora la energía del corazón y la imagen de la mente resuenan, ya no se oponen. La mente no exige; simplemente elige. El corazón no anhela, sino que disfruta la visión que le viene en el momento presente
Esta armonía entre mente y corazón , entre imagen y emoción, es lo que permite que la intención externa actúe.
El universo comienza a moverse hacia ti, sino como tú.
3. La transformación de la intención
La verdadera intención no surge de la voluntad personal; fluye de la quietud y la claridad interior.
Cuando la mente está en calma y el corazón abierto, la intención es simplemente la alineación de la forma con la armonía del ser.
Actúas, pero la acción se siente sin esfuerzo, como una ola impulsada por el océano. En este sentido, la «manifestación» no es que tú crees la realidad.
Es la realidad expresándose a través de ti. Tú no eres quien actúa; eres la presencia consciente en la que se manifiesta el hacer.
Esto en términos de transurfing, esta es la diferencia entre la intención interna (voluntad personal) y la intención externa (la voluntad del dios/el universo/la vida).
La intención interna dice: «Lo haré posible».
La intención externa susurra: «Ya es así».
La intención externa no nace del esfuerzo, sino del saber; no es una orden a la realidad, sino una sintonización con la versión de la realidad donde la escena deseada ya existe.
4. La disolución del control
Cuando dejamos de intentar «manifestar» resultados, la vida comienza a desplegarse con su propia inteligencia natural.
Puede que descubras que lo que antes parecía una «meta» simplemente sucede, o que algo mejor aparece en su lugar. La paz que buscabas a través de los resultados se descubre antes de cualquier resultado.
La verdadera clave para crear lo que queremos no es hacer que las cosas sucedan, sino dejar que lo que ya está sucediendo se vea como parte de ti mismo.
El control, en el sentido egoico, implica desconfianza en el mundo. Presupone que el universo debe ser dirigido para obtener resultados.
Pero el mundo es un espejo: en el momento en que aflojas el control, la vida refleja justamente lo que quieres. Cuando permites, en lugar de insistir, el espejo de la realidad se alinea sin resistencia.
5. Vivir este entendimiento
En la vida diaria, esta comprensión no te vuelve pasivo ni indiferente.
Al contrario, te aporta vitalidad, creatividad y capacidad de respuesta, pero sin ansiedad ni apego.
Piensas, planeas, haces y creas, pero el centro de gravedad se ha desplazado de hacer para la paz a hacer desde la paz.
No logras la paz mediante los resultados; sino que expresas la paz a través de los resultados.
Sé que a mucha gente esto le resulta confuso debido a que vivir en total desapego y a la vez con un foco absoluto en nuestro objetivo es algo paradójico.
Pero cuando dos cosas totalmente opuestas se unen y se complementan, es que contactamos con la verdad.
En lo más cotidiano y práctico, este entendimiento se traduce a esto:
1. Establecer una meta sin darle importancia
Normalmente, una meta simboliza la carencia:
«Quiero esto porque no lo tengo».
Pero desde la perspectiva del Transurfing, la meta no es una persecución, sino una elección desde el saber que ya es. Estás eligiendo una versión de la realidad entre las infinitas variaciones que ya existen en el campo cuántico.
Cuando eliges con ligereza, con gratitud en lugar de tensión, tu campo energético se mantiene equilibrado.
El principio:
Elige, pero no desees.
Puedes repetir mentalmente:
«Permito que esta versión de la realidad exista. No la exijo; simplemente me alineo con ella».
Esto disuelve el exceso de potencial y la realidad comienza a reflejar tu elección.
2. Visualizar y sentir la meta como algo que ya es real
Ahora, reemplaza la visualización como deseo por la visualización como recuerdo.
No estás creando algo nuevo; estás recordando una versión de ti mismo donde esta realidad ya existe.
Visualízate en esa escena no como un soñador que observa desde fuera, sino como alguien que ya está allí, actuando con naturalidad.
Siente la calma y la satisfacción, no la emoción del deseo.
Este sutil cambio transforma la energía del aferramiento en la frecuencia de la presencia, y la presencia es el imán de la intención externa.
3. Uniendo Corazón y Mente
Esta es la unión sagrada.
La mente elige: crea la imagen, la intención.
El corazón aprueba: resuena con alegría, paz y amor.
Cuando estas dos corrientes fluyen juntas, entras en coherencia, coordinación, y magnetismo: armonía entre el mundo interior y el exterior.
Para fortalecer esta alineación, usa una sencilla pregunta:
¿Siento este camino ligero o pesado?
La ligereza indica alineación; la pesadez revela un exceso de potencial o metas prestadas.
Solo el camino que sientes ligero es verdaderamente tuyo.
4. Permitiendo que la Intención Externa Actúe
Como he mencionado antes, la intención externa es la voluntad de dios y de la vida. Viene de más allá del ego y por eso se siente como que requiere 0 esfuerzo.
Aquí es donde la “magia” se vuelve práctica.
La intención externa opera cuando el ego deja de insistir y comienza a escuchar.
En términos simples:
Das pasos, pero sin ansiedad.
Sigues los impulsos creativos que te llenan de vida.
Percibes las sincronicidades y respondes a ellas.
La vida se convierte en una danza de receptividad y claridad en lugar de esfuerzo.
Lo que antes parecía "manifestación" ahora se siente como dejarse llevar.
Un mantra para esta etapa:
"Actúo, pero no interfiero con ruido mental".
Básicamente sin ruido como “¿Y si no gusta? ¿Y si no sale bien? Tengo que hacer más, controlar todo, asegurarme…”
Esto introduce tensión. La energía deja de fluir y empiezas a empujar la realidad.
5. Viviendo el principio del espejo en el dia a dia
La realidad es un espejo, pero su reflejo se retrasa.
Cuando sonríes, el mundo te devuelve la sonrisa, no al instante, pero inevitablemente.
Por lo tanto, la paciencia, la confianza y la constancia son esenciales.
Tu tarea es mantener la imagen interior estable, incluso mientras el reflejo exterior se esté ajustando y esté presentando exactamente lo contrario de lo que quieres.
Si aparece resistencia, recuerda:
“La vida no te pone a prueba; solo te muestra si tu calma sigue firme cuando el espejo se mueve.”
No luches contra el reflejo; refina tu estado interno.
Lo que irradias, la realidad lo refleja.
Lo vamos a dejar aquí por hoy.
Llevo semanas tratando de articular esto y transmitirlo de la manera más entendible posible.
Espero que hayáis disfrutado.
Volvemos a la recurrencia semanal de siempre.
Nos vemos pronto.
Emil.
pd:
Si te gustaría ayuda implementando esto en tu negocio y dominar estos principios para la expansión de tu negocio, aquí averiguarás si encajamos para trabajar juntos.