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El Desarrollo Personal Te Está Matando: Porqué y Cómo Romper El Círculo Vicioso
Una perspectiva integral y inclusiva del desarrollo humano
Esta semana he pasado por una crisis existencial.
Mi manera de entender el desarrollo humano ha sido alterada por completo.
El lugar desde donde abordaba el auto-sabotaje y las bloqueos a nivel cuerpo, mente, espíritu, y finanzas tanto en mi como en mis clientes se ha roto completamente.
Y por esta razón, el enfoque que sostenía mi negocio y desarrollo personal ha dado un giro de 180 grados.
Mi visión sobre el desarrollo humano era incompleta y por eso veía una falta de evolución y progreso en varias áreas de mi vida.
Me estaba costando llegar a nuevos niveles en el negocio
Lo que hacía antes para disolver bloqueos ya no funcionaba
Me costaba sostener la identidad de mi yo ideal
Una parte de mi sentía que por mucho que hiciera no era suficiente
Me veía repitiendo los mismos patrones
Así que…
¿Y si te dijera que por mucho que intentes convertirte en una mejor versión de ti fracasarás?
¿Y si te dijera que la idea que tenemos de desarrollarnos es completamente errónea?
¿Y si la manera en que entendemos el desarrollo personal es incompleta y fragmentada?
¿Y si te dijera que no hay nada que puedas hacer para ser mejor?
Este cuestionamiento es el que me ha llevado a desmontar lo que creía verdad, volver a montarlo, desmontarlo de nuevo, y finalmente volver a montarlo llevándome a darme cuenta de:
Porqué la industria del desarrollo personal es una industria que mueve 44 billones de dólares que crece cada año.
Porqué a pesar de trabajarte y mejorarte sigues sintiéndote mal contigo mismo.
Porqué tu deseo por mejorarte es la razón por la que no mejoras.
Cómo salir del círculo vicioso de mejorar a alguien que necesita ser mejorado
Cómo dejar de hacerte bullying a ti mismo
Cómo conciliar el yo evolutivo (psicológico) con el yo no-dual (espiritual)
Cómo integrar correctamente los aspectos limitados y fragmentados del yo para crecer y facilitar la realización de nuestro potencial.
En esta newsletter desmontaré todos estos puntos que me han llevado a adoptar una visión completa del desarrollo humano que acaba con el conflicto interno de una vez por todas y que crea el fundamento de un paradigma integral que nos da las claves para facilitar la realización plena del potencial humano.
Esta newsletter es el comienzo de una introducción sobre una teoria integral del desarrollo humano que se apoya en la investigación de Ken Wilber, considerado “el Einstein de la consciencia”.

¿Nada mal para un friki de la consciencia no?
La narrativa rota del desarrollo personal
Todo empezó a raíz de cuestionar la narrativa actual del desarrollo personal escuchando una charla de Alan Watts (recomiendo que la escuches y saques tus propias conclusiones).
Escuchándolo se me hizo muy claro que el desarrollo personal se apoya fundamentalmente en esta narrativa:
“Hay algo mal en mi que debe cambiar”, ”Estamos rotos y necesitamos arreglarnos”.
Esta es la idea que se ha ido arraigando en nuestro psique durante siglos.
Una de las fuentes más profundas de esta idea en Occidente es la doctrina del pecado original de la tradición judeocristiana.
Básicamente la idea de: “Nacemos manchados, y necesitamos redención.”
Y aunque no te consideres religioso, esta noción ha dejado una huella profunda en la psicología colectiva: la necesidad de corregirse, redimirse, y de "llegar a ser bueno".
La segunda fuente que ha alimentado esta idea es el nacimiento del individuo moderno o el ego ansioso.
Con el auge del pensamiento moderno y la ciencia, el ser humano pasó a concebirse como una entidad separada del universo que debe esforzarse y construirse para ser alguien en un mundo indiferente.
Esto alimenta la idea de: ¿Quién soy? ¿Estoy a la altura? ¿Estoy fallando?
De allí nace gran parte del impulso moderno al auto-mejoramiento constante:
"No soy suficiente todavía. Tengo que arreglarme, optimizarme, convertirme en algo más."
Y la tercera fuente que incluye todas las demás, es la industria comercial del desarrollo personal.
Se nos vende, una y otra vez, la idea de que aún no somos “la mejor versión de nosotros mismos” pero que podríamos llegar a serlo, si tan solo compramos este curso, seguimos esta dieta, adoptamos esta rutina de meditación.
El mensaje, aunque disfrazado de positividad, es siempre el mismo:
"Todavía no estás bien. Pero podrías estarlo, si te esfuerzas lo suficiente."
Esta es la razón por la que el desarrollo personal es una industria de casi 50 billones de dólares anuales.
Por lo tanto, cuando te sientas a meditar, o a practicar alguna disciplina espiritual o incluso terapéutica, no lo haces desde la aceptación, sino desde una especie de rechazo sutil hacia lo que ya es.
Como si dijeras: "No me gusta cómo soy, así que voy a cambiar."
Pero aquí aparece el dilema: ¿quién es el que está tratando de cambiar a quién?
Cuando haces esa pregunta ves que simplemente es el ego intentando reformar el ego, el yo dividido dividiéndose aún más.
Es como si trataras de morder tus propios dientes.
Tu esfuerzo solo refuerza la ilusión de separación
Intentar cambiar y mejorar es como intentar apagar un fuego con más fuego.
Todo intento de mejorar al “yo” refuerza la ilusión de que hay un “yo” separado que necesita mejorar.
En retrospectiva, esto es lo que siempre he experimentado, me veía en un ciclo de querer mejorar desde un lugar de insatisfacción y resistencia, en lugar de la aceptación de mi mismo en este momento.
Curiosamente, cuando esa aceptación total tiene lugar, ocurre una exploración y movimiento natural hacia la sanación, el trabajo interior profundo, etc.
Sin embargo, aquí es donde la mayoría se confunde:
Vivir en la ilusión de ser alguien que debe alcanzar un ideal personal (espiritual, moral, o de cualquier tipo) hace que tus acciones o prácticas sean otra forma más de auto-engañarte. Y hagas lo que hagas reforzará tu falsa identidad.
No puedes liberarte del yo esforzándote porque solo le das más peso. Obstaculizas tu propio camino.
“Vives bajo la ilusión de que vas a mejorar, y que tu motivación por hacerlo es una sensación de inquietud, de insatisfacción con lo que eres.”
El problema con esto es que tus acciones nacen de una disconformidad o insatisfacción con lo que eres. Y esa misma disconformidad es parte de la ilusión.
No puedes salir de ti mismo como si fueras una prenda que se quita.
Y intentar ser o convertirte en tu yo superior solo refuerza la existencia de un yo inferior.
Entonces…¿que hago? te preguntarás.
Después de horas y horas de contemplación, después de investigar la manera en que monjes, gurús, maestros, y místicos se han comportado a lo largo de la historia, y después de experimentarlo por mi cuenta, la respuesta es contraintuitiva para la mentalidad moderna del hustle and grind.
Verás, la única y verdadera transformación ocurre no cuando tratas de cambiarte, sino cuando dejas de intentar cambiarte. Entonces aparece un silencio, una presencia. Y ahí, sólo ahí, algo real puede surgir, pero no como un producto de tu voluntad.
Por lo tanto, paradójicamente no hay nada que debas o puedes hacer.
Profundizemos un poco más en esto.
No necesitas ser arreglado (y nunca estuviste roto)
Verás, cuando dejas de intentarlo, no en el sentido de caer en la apatía y la desgana, sino en el sentido más profundo de dejar de luchar contra ti mismo, permites que la vida fluya a través de ti, en lugar de intentar forzarla y controlarla.
Y a eso me refiero cuando digo; dejar de obstaculizar tu propio camino.
Simplemente ser, mostrarte como lo que deseas, no es representar o convertirte en una versión de ti mismo, sino relajarse en lo que ya eres.
El intento, el esfuerzo consciente, la determinación suele ser una especie de resistencia a lo que estás buscando en primer lugar. Es una máscara que oculta tu verdadera naturaleza. Esto se encuentra reflejado en el zen, el taoísmo, las corrientes místicas del cristianismo y el sufismo. Es un no hacer, o lo que los taoístas llaman wu wei: acción sin fuerza, ser sin aferrarse.
Cuando simplemente te presentas en tu día a día, sin ese narrador interno que grita criticándote cómo lo estás haciendo, si lo estás haciendo bien o si estás siendo "tú" o no o si deberías rendirte, es cuando tu mente se despeja y la acción fluye sin esfuerzo.
La ironía, como ves, es que lo que quieres ser a menudo es lo que ya eres, pero no te permites experimentarlo o creerlo a menos que te lo ganes mediante algún ritual de esfuerzo, sufrimiento, lucha interna...
El ego quiere ser el autor de la transformación. Y ahí está la trampa del ego espiritual, o facetas más "iluminadas” del ego. Realmente sigue siendo el mismo ego que tenias cuando te impulsaban deseos más básicos.
Sin embargo, la verdadera transformación ocurre cuando te das cuenta de que no hay un yo separado que transformar o arreglar.
Imagina a un actor tan absorto en su papel que olvida que está en un escenario y comienza a actuar para convertirse en el mismo personaje que ya interpreta. Esa es el dilema moderno y una muy buena imagen de la vida.
Pero en el momento en que el actor recuerda: "¡Oh, pero si esto es una obra!", llega la ligereza, la libertad, la espontaneidad.
Así que cuando dejas de intentarlo y simplemente eres auténticamente, presente, sin resistencia, ya no obstaculizas el camino. Estás en el flujo.
Entonces, cuando entendemos esto, podemos entender esta verdad:
La razón por la que quieres ser mejor es la razón por la que no lo eres
Pero si me dejo llevar, ¿no me estancaré? ¿No me volveré complaciente o perezoso?
Esta es una creencia muy arraigada en la mente moderna.
Es la herencia de una cultura obsesionada con el progreso, con el esfuerzo, con salir adelante…
Ahora, analicemos ese miedo; no para descartarlo o negarlo, sino para analizar realmente lo que dice.
Verás, este miedo asume que solo el esfuerzo conduce al crecimiento. Que si no nos esforzamos, nada cambiará.
Pero ¿no es esa suposición en sí misma una especie de ansiedad, una desconfianza en la vida? Como si el árbol debiera esforzarse por crecer alto, o las estrellas debieran decidir brillar.
Piensa sobre esto por favor: ¿cuándo has crecido realmente en tu vida? ¿Fue siempre por fuerza de voluntad? ¿O hubo momentos en que el cambio llegó, casi por si solo, silenciosa y naturalmente, porque algo en ti maduró?
Los sabios taoístas dicen:
El sabio no hace nada, pero nada queda por hacer.
Esto no significa que el sabio se quede inmóvil como una piedra.
Significa que el sabio actúa sin la fricción interna del esfuerzo, sin la historia mental que dice: "Debo ser mejor de lo que soy".
Ahora bien, aquí está la sutileza de esta idea: Relajarse no significa inacción. No significa apatía. Lo que sí significa es no resistencia.
Sigues moviéndote, sigues hablando, sigues creando, pero no con el puño cerrado y la actitud de autosuperación. Más bien, desde la mano abierta del desarrollo.
El crecimiento, amigo/a, no es algo que se fuerza, es algo que se permite. Una flor no florece porque lo intente. Florece porque las condiciones son las adecuadas.
Y tú eres igual.
Cuando te relajas de verdad, no con resignación, sino con confianza, entonces lo que quiere evolucionar en ti puede hacerlo orgánicamente. No porque lo hayas forzado, sino porque te has quitado del camino. Creaste espacio. Y en ese espacio, la vida se mueve.
Así que quizás el miedo no se trate de pasividad en absoluto, sino de rendición. El ego teme la rendición porque implica ceder el control. Pero tú no eres el ego.
Eres el campo o el espacio vacío (en términos de física cuántica) en el que surge todo este movimiento. En breve profundizaré en esto.
Ahora pregúntate: cuando dejo de intentar forzar la evolución…
¿Significa eso que dejo de evolucionar?
¿O empieza a surgir algo más profundo?
¿Has notado alguna vez momentos en los que, tras renunciar a la lucha, surgió una serena claridad, y algo en ti simplemente supo qué hacer, sin todo el ruido interior?
Eso no es pasividad.
Es la inteligencia de la vida moviéndose contigo.
¿Podemos confiar en eso? ¿Aunque sea un poco?
El desde donde para sanar, evolucionar y crear tu realidad
Después de lo que he compartido, pensarás que querer sanar o crear tu realidad deseada transformando tu auto-concepto está mal o que no es compatible con la idea de que no hay nadie a mejorar.
Porque claro, ¿si realmente ya estamos completos, satisfechos y no hay nadie a mejorar (idea 1), cómo puede ser que para crear una nueva realidad requiera que seas alguien distinto y por lo tanto debas transformarte en esa persona (idea 2)?
Esta es la paradoja que ha habitado mi cabeza 24/7 esta última semana y es la principal razón por la que esta newsletter ha tardado más de una semana en salir.
Después de escribir y pensar sin parar, contrastar con las obras de Alan Watts, Ken Wilber, y Quazi Johir, etc, he logrado conciliar estas dos ideas aparentemente contradictorias y me he dado cuenta de algo que ha revolucionado completamente mi entendimiento de la realidad.
¿Estás listo para la revelación?
Bien, pues la revelación es que esas dos ideas nunca se contradijeron.
No hay contradicción.
No hay contradicción real entre transformar al yo psicológico y aceptar la perfección del ser (el yo real), solo existe una confusión en el desde donde creemos que ocurre la transformación.
La condición que más buscas es, de hecho, la condición que nunca has perdido. Lo único que cambia es tu comprensión y realización de esa consciencia omnipresente.
La conciencia pura (el testigo silencioso, el Yo real) nunca ha estado ausente, nunca ha sido dañado por el pasado, ni necesita ser mejorado. Esa es la dimensión no-dual, donde todo esfuerzo es innecesario porque lo que buscas...ya lo eres.
Todo lo que debe ocurrir es que sueltes, o dicho de otro modo, dejes de ser quien crees ser.
Pero en el plano de la forma, del tiempo, del crecimiento operamos dentro de estructuras evolutivas.
Nuestro auto-concepto es una construcción —una narrativa personal y colectiva, moldeada por patrones familiares, sociales, culturales, y psicológicos (los distintos niveles de la identidad).
Entonces, para sanar y manifestar una nueva realidad, necesitamos trascender e incluir esos patrones. Simplemente, no puedes negar esos aspectos condicionantes de tu personalidad. Esto no es una contradicción con la Verdad no-dual.
Es su expresión y danza en el tiempo.
El Espíritu es a la vez la etapa más elevada de la evolución y la base omnipresente de todo el despliegue. Se comprende al Espíritu de ambas maneras: como la esencia del momento y como el telos de la evolución.
Telos, del griego significa fin o propósito.
En el mundo de la forma —el mundo que experimentamos día a día— todo cambia, crece, y se transforma. Aquí, nuestros pensamientos, emociones, patrones de comportamiento y estructuras mentales de significado evolucionan a lo largo del tiempo.
El espíritu se manifiesta como evolución en el tiempo, aunque su esencia es atemporal.
Aquí es donde ocurre el "trabajo": practicar, sanar, cultivar, entrenar, integrar.
Muy importante: No porque el Ser esencial esté roto o le falte algo, sino porque los vehículos a través de los cuales el Ser se expresa sí pueden estar fragmentados o limitados.
Por ejemplo: malestar en el cuerpo físico, pensamiento erróneo, patrones tóxicos, supresión emocional o heridas emocionales o traumas, identidades atascadas del pasado, dificultad para comunicarte, relaciones disfuncionales, malas rachas, momentos de bajón en tu negocio…
Sin embargo, debido a que nos identificamos tan fácilmente con estos vehículos, creemos que el ser y el yo evolutivo o psicológico son opuestos.
Pero en realidad, la no-dualidad y la evolución no son opuestos. Son dimensiones simultáneas de la misma realidad:
El Ser es siempre completo.
El llegar a ser es su juego creativo.
En otras palabras: la conciencia pura baila consigo misma en forma de crecimiento, aprendizaje, relaciones, desafíos y transformación.
Y es en nuestros proyectos, visiones, objetivos, negocios, etc que la consciencia pura se materializa.
En Reality Transurfing cuando se habla de intención externa, se refiere a justo esto; a esas acciones que son del yo psicológico o ego y a la vez del ser o la consciencia universal. Es la resolución para actuar y crear algo desde la divinidad.
Entender esto nos lleva a una verdad liberadora:
Nunca te conviertes en algo que no eres. Solo te das cuenta cada vez más de lo que ya eres, es decir, el potencial ilimitado que yace en ti y lo expresas a través de formas cada vez más integradas a través de tu comportamiento y paradigma.
Así que cuando dices: “la persona que soy ahora no está a la altura de la realidad que quiero crear”, eso es el yo condicionado o ego hablando.
Pero lo que reconoce eso con claridad y un anhelo profundo… ya está viéndolo todo desde la conciencia más amplia. Ese ya es el Yo real en acción.
Por tanto… tu deseo por cambiar no niega tu perfección esencial.
Es simplemente su expresión en movimiento. Su danza en el tiempo.
Y si, esta danza puede ser de lo más dolorosa.
La danza no es nada que necesite solucionarse, sino algo que debe encarnarse y bailarse.
Todo lo que hay que hacer es brincarse de lleno en el baile y reconocer cuando surgen oportunidades para evolucionar, trascender y incluir una parte de nosotros que experimentan una limitación.
En conclusión:
Evolutivamente, claro que hay trabajo que hacer: reprogramar creencias, liberar identidades, cambiar hábitos, sanar heridas emocionales. Esto es necesario para que el yo psicológico o ego pueda expresar más plenamente al Yo real (potencial infinito).
Espiritualmente, no hay esfuerzo que puedas hacer para mejorarte. Solo requiere que reconozcas y descanses en la conciencia que ya eres.
No necesitas convertirte en alguien para ser esa versión futura o ideal de ti porque ya eres esa persona.
Someterte al proceso de mejorarte para convertirte en alguien que no eres aún, te atrapará en el ciclo vicioso de mejorar a una persona que necesita ser mejorada y siempre te sentirás separado de esa versión que solo existe en el futuro según tu proyección (que es lo mismo a pensar que no existe).
Así que en lugar de caer en la trampa y cometer el error de separarte en un yo superior y un yo inferior, ¿por que no aceptas y te reunes con la totalidad de lo que eres conforme surgen esas limitaciones, fragmentaciones, o sombras?
Lo que resulta mucho más efectivo es, desde el reconocimiento profundo del ser (el yo real), transformar esas estructuras psicológicas condicionadas para que podamos expresar la claridad, la alineación, la libertad y el amor de nuestra verdadera naturaleza.
Lo más importante aquí es el lugar desde el cual nos enfrentamos con esos condicionamientos, limitaciones, fragmentaciones, y historias del pasado.
Las ves como parte del baile y como una expresión de ti que simplemente no has parado a escuchar o mirar lo suficiente.
No por ser mejor, sino por ser más de lo que ya eres.
Piénsalo en términos de esta analogía; ya eres el roble (espíritu), pero ahora estás creciendo desde la semilla (ego/yo condicionado). No es que falte algo en la semilla, sino que su despliegue necesita tiempo, sol, lluvia y podas conscientes.
¿Entonces cómo aplica toda esta filosofada a superar el auto-sabotaje que experimentas en tus relaciones, negocio, o desarrollo personal?
Por ejemplo:
Cuando accedes a un estado elevado en tu negocio eso es una manifestación del Yo real brillando a través de ti a.k.a flow state.
Tienes mucha claridad.
Tu facturación aumenta.
Magnetizas a clientes.
Sabes cuales son tus palancas y tienes un flujo de trabajo fluido
Eres constante ejecutando esas palancas de progreso
Sientes la conexión entre tus acciones y tu visión elevada
Es la claridad de tu consciencia siempre presente manifestándose en el mundo.
Sin embargo…
Cuando regresas a patrones antiguos, tus estructuras psicológicas y tu cuerpo-mente todavía necesitan alinearse con esa visión superior.
Regresas al caos mental
Tu facturación regresa.
Dejas de ejecutar tus palancas clave
Sientes una desconexión entre tus acciones y tu visión
Esto es un aviso, no un ultimátum.
Aquí, el trabajo es convertirse en alguien diferente—pero no para “mejorarse”, sino para encarnar lo que ya eres.
Simplemente se te está avisando de que no estás abriendote a sentir y explorar las partes de ti que no están abordo con lo que estás haciendo (como por ejemplo, miedo al éxito o al fracaso, resistencia a recibir, síndrome del impostor, bloqueos con el dinero, sentirte desconectado de ti o tu verdad, sentirte insuficiente…)
Entonces, aquí es cuando recurres a una práctica integral para transformar al yo evolutivo o psicológico desde el reconocimiento de que no hay nada que mejorar, simplemente hay algo que trascender y incluir para ser más de lo que ya eres.
Cosas como:
Trabajar tu sombra
Sanar heridas
Trabajo somático
Prácticas corporales
Todas estas forman parte de las herramientas que trabajamos juntos cuando pasas a formar parte de la Incubadora de Maestría Integral y Monetización Creativa.
En futuras newsletters profundizaré más en el proceso de transformar las estructuras psicológicas y mentales condicionadas que estancan nuestra constante evolución a través de una práctica integral para facilitar un cambio profundo que pueda sostener nuestro potencial en todas las areas de nuestra vida, es decir, a nivel cuerpo, mente, espíritu, sombra, y finanzas.
Espero que hayáis disfrutado,
Nos volveremos a ver la semana que viene.
Un abrazo,
Emil
Pd: estas últimas semana se me ha revelado que la dirección de mi acompañamiento se está orientando al desarrollo integral del yo para poder sostener la potencialidad que habita en el ser y así abordar de manera mucho más completa el problema del auto-sabotaje y el proceso de crear una vida de libertad con tu negocio.
Esto es un recordatorio de que constantemente evolucionamos y nuestro negocio lo hace con nosotros.
Os ire actualizando por aquí pronto, nos vemos la semana que viene :)